¿Cuántos granos de sal se ocupan para perder el sabor del azúcar?
Mi nombre es Ilse Andrea Gallegos y quiero presentarles la propuesta de guión de Sal y Azúcar, basada en la historia de Ernest Himingway El Viejo y El Mar.
Esta es la historia de Lara, una jóven que aspira a convertirse en una repostera reconocida y que ha adquirido el amor por la cocina desde que era pequeña en la Gran Casa de Postres de su abuela María, que hoy en día es una tradicional pero desgastada repostería.
Aunque Lara creció con el auge del lugar, a sus más de 25 años, la Gran Casa de Postres lleva más de 40 días sin vender un sólo pastel. Mientras, la madre de Lara, viendo por el futuro de su hija, ha logrado los contactos necesarios para que ella inicie su vida profesional en el mejor restaurante de la ciudad.
Tristemente, la abuela María no puede más hacerse cargo de la Gran Casa de Postres, pero, también anima a Lara a que vea por su futuro y le hace saber que entiende que sus padres busquen lo que más le convenga. La abuela asegura que no permitirá que su leal aprendiz se estanque con ella ahora que La Gran Casa de Postres está a una semana de cerrar sus puertas.
A pesar de que representa una complicada decisión en el futuro de Lara y significa contrariar el apoyo de sus padres, ella decide rechazar la oferta de trabajo en el restaurante.
Lara convence a su abuela de renovar la confianza en la Gran Casa de Postres y acepta heredarla, trayéndola de vuelta al mercado, todavía con el tradicional toque que aprendió de la abuela María pero con la energía y esperanza de la joven Lara.
Esta historia merece ser contada porque es un empujoncito de motivación a creer en lo que aparenta ser muy complicado, pero que si se hace con el corazón, resultarán más los granitos de azúcar que de sal.
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