Ayer se estrenó el nuevo talent show culinario de TVE, Cocineros al Volante, y creo que resumo bien el sentimiento general de la audiencia (al menos en Twitter) si describo esta primera entrega como más bien flojita.
La idea es buena, pero la ejecución tiene luces y sombras, lo que hace que El Chef del Mar, el programa culinario que le sigue en la parrilla y que también se estrenó ayer (La 1, los martes a las 12 de la noche) resulte muchísimo más interesante en comparación. Pero vayamos por partes y empecemos por repasar un poco lo que dio de sí Cocineros al Volante.
Cocineros al Volante: una buena idea falta de "chicha"
A algunos concursantes lo de filetear la ternera se les resistíaVaya por delante que el planteamiento y la idea detrás de Cocineros al Volante me parece genial. Responde a una inquietud de la audiencia, con los food trucks cada vez más de moda, y lo hace con un concurso más desenfadado que Masterchef, que a veces peca de serio. Aquí los jueces guían y aconsejan, y sus críticas son al 99% constructivas. No sé si es algo que viene de dirección o es que les falta mala baba, pero se agradece.
También se agradece que el programa dure solo hora y media, que Masterchef se alargaba hasta bien entrada la madrugada, pero el problema viene cuando debido a una realización un tanto extraña, tienes la sensación de que le falta muchísimo ritmo y, al mismo tiempo, ni siquiera te has enterado de qué han cocinado los participantes.
Y es que a menudo la realización se centra en detalles o temas poco relevantes, y las cosas más interesantes se las deja fuera o las trata de pasada. Anoche, por ejemplo, los ocho food trucks tuvieron que reinterpretar un plato típico asturiano, el cachopo, y al final del programa aún me preguntaba qué habían hecho exactamente algunos de los concursantes, especialmente aquellos que menos problemas tuvieron.
Estos tíos son unos cracks, y si no tiempo al tiempoAsí, Oliver y Allesandro (con la furgoneta Somewhere) apenas aparecieron en pantalla, y eso que su cachopo parecía el mejor con diferencia (una especie de rollo de cachopo que luego servían cortado en rodajas), mientras que los líos que se montaban en otras cocinas copaban el tiempo del programa.
Yo entiendo que se quiera resaltar los retos a los que se enfrentan los cocineros por tratarse de espacios tan pequeños (aunque algunos no tanto), pero echo en falta que cada pareja explique mejor qué ha hecho, para que el espectador se lleve ideas a casa. Aunque es verdad que mientras veías cocinar a muchos, tampoco parecía que ellos lo tuvieran claro.
A Carlos y a su padre no les fue mal, pero su presencia en el programa está un poco forzadaLuego está la cuestión del tiempo, que esta vez sí me parece que están siendo generosos, y aun así a algunos parecía que les hacía falta mucho más: 90 minutos para cocinar 20 cachopos y una hora para la segunda prueba (tortos de maíz con huevos revueltos) se me antoja más que suficiente. De hecho así lo demostró uno de los jueces, el chef "Urrechu", que también se animó a cocinar y se le veía muy organizado y tranquilo, con tiempo de sobra, lo cual nos lleva a otro punto, la experiencia de los concursantes.
Se supone que estamos buscando la mejor food truck de España, y salvo algunas excepciones (los mencionados Somewhere, la Vermuneta, Dali’s y alguno más) el resto parecen bastante amateurs, incluido Carlos Maldonado, que aunque ha ganado Masterchef, se le nota que aún le faltan tablas.
Ahí creo que ha habido un problema de casting, y que tal vez se irá corrigiendo según avance el programa y se incorporen nuevos concursantes. Eso sí, hay algún acierto muy bueno, como Jonatan Armengol de "La Vermuneta", un crítico gastronómico metido a cocinero al que su ceguera no le impide desenvolverse con soltura en la cocina.
Jonatan se desenvuelve sorprendentemente bien en la cocinaHabrá que darle una segunda oportunidad a Cocineros al Volante, pero desde luego no ha empezado con muy buen pie: le falta ritmo, no acaba de contar lo más importante y algunos concursantes no dan el nivel. Es por eso que mi recomendación es que veáis El Chef del Mar, que se emite justo a continuación y es un programa que da gusto ver.
El Chef del Mar: así sí
No voy a enrollarme mucho que ya estaréis cansados de leer, pero sí quería destacar los motivos por los que deberíais ver El Chef del Mar, empezando por su presentador, el chef Ángel Leon, que tiene muchísima soltura frente a la cámara y explica todo con mucha gracia, pero sobre todo por lo interesante que es lo que cuenta.
Y es que aunque se trata de programa más al uso con un ritmo más pausado, en el que iremos descubriendo los pescados que ofrecen todos los mares de España (ayer, el Cantábrico), te mantiene pegado a la pantalla todo el rato, porque no te quieres perder lo siguiente que vas a aprender, ya sea sobre pesca o sobre cómo cocinar lo que el mar nos ofrece, con algunas ideas muy locas como chistorra de merluza o chicharrones de morena.
Además, este primer capítulo ha tenido apariciones de grandes estrellas de la cocina como Arzak, Aduritz o el joven cocinero vasco Edorta Lamo, que comparten con nosotros sus conocimientos con una cercanía y sencillez que es que da un gusto indescriptible. Así que por esto y mucho más, lo mejor de Cocineros al Volante es que después va El Chef del Mar. No os lo perdáis.
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Hace unos días estuve celebrando con mi mujer el final del rodaje de una película que la ha tenido fuera de casa unos meses y nos fuimos al Restaurante Izariya donde se puede comer alta cocina japonesa en Madrid.
Si quieres ver cómo te preparan todo y disfrutas viendo a los cocineros trabajar cada plato, elige la barra y disfrutarás en primera fila del buen hacer del chef y sus compañeros que te deleitarán con la facilidad con la que trabajan y la velocidad con que sirven los distintos platos. Hay siete puestos para comer en la barra así que indícalo al hacer la reserva.
El menú de 80 euros, que fue el que probamos, incluye al comienzo un original aperitivo, una porción de tofu de edamame muy caliente servido con wasabi fresco, cuya textura resulta sorprendente y con un intenso sabor. Excelente para abrir boca, en especial en compañía de las diferentes cervezas japonesas que tienen en su carta. La Coedo, artesana y con carácter me resultó especialmente buena, aunque también me gustó la Ichiban, más suave.
Continuamos con el sashimi de pescados. Delicioso atún rojo, tierno y jugoso, sorprendente la dorada y espectacular el calamar fresco servido en una hoja de sisho que había que enrollar y morder. El sutil aroma a frutos secos de la hoja funciona de forma increíble con el dulce del calamar en crudo. Una maravilla.
Continuamos con una témpura mixta con hortalizas y carne con una calidad excepcional. Crujiente, a la temperatura perfecta y con unos ingredientes sabiamente seleccionados, fue uno de los platos más ricos.
Tras este despliegue creativo, falta el último plato, el Tahikomi Gohan, un caldero de arroz con salmón cocinado en una olla de vapor, que tras enseñarnos, preparan directamente y sirven a los comensales, junto a una deliciosa sopa de miso y tofu, delicada y reconfortante.
Para terminar, el postre, una quenelle de helado de níspero. Dejando de lado que el helado estaba delicioso de sabor, en su punto de azúcar y que era cremoso de verdad, me quedé con ganas de más.
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Seguro que muchos recordaréis al personaje de Carpanta, un personaje de las historietas o tebeos creado por Escobar y que era famoso por el hambre que pasaba, hasta el punto de que la frase "tienes más hambre que Carpanta" se hizo muy popular. Este personaje soñaba siempre con un pollo asado, como máximo representante del placer de comer, por lo que hoy os contamos cómo preparar el pollo de Carpanta para que os salga como aquel que soñaba el protagonista de los tebeos.
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