Kintaro entra a trabajar en el pequeño restaurante Ganeya, especializado en Udon, porque su dueño tiene el brazo roto tras ser atropellado, y no puede amasar la pasta para este tipo de fideos. Allí conoce a la hija del dueño, Noriko, y al señor Kogure, un rico hombre de negocios que salvó al padre de la chica tras su accidente. El empresario sabe que Noriko siente algo por él, y empieza a cortejarla, proponiéndole matrimonio. Sin embargo, este hombre pertenece a los yakuza, y lo que en realidad busca es la propiedad del restaurante (una vez que se case con Noriko, y si ésta tiene ya los poderes sobre el local, traspasados por sus padres, el marido adquiere potestad sobre el establecimiento). Una vez que tenga la propiedad, sustituirá el local por un club, se divorciará, y se casará con su verdadera novia, dejando a la familia de Noriko en la ruina. Kintaro descubre todo esto espiando a Kogure, pero éste le amenaza por si lo revela y le propina una golpiza jactándose de sus conocimientos de artes marciales. El joven, no queriendo disgustar a Noriko, quien finalmente acepta la proposición de boda, se calla, pero intenta hacer entrar en razón a Kogure justo la noche en que Noriko iba a ir a darle el “sí”. La chica, que los estaba oyendo, se entera de la situación y huye, quedando el plan de Kogure en nada; en su furia intenta golpear a Kintaro para desquitarse, pero este le da una golpiza furioso al ver llorar a Noriko, sin embargo de inmediato lo lamenta, ya que con ello contradijo las enseñanzas pacifistas que le inculcara su maestro de kempo. Tras algunos días, la chica consigue reponerse del engaño, gracias a Kintaro a quien confiesa los nuevos sentimientos que ahora nacen por él, pero éste le dice que debe buscar a alguien que la comprenda realmente, por lo que parte en busca de un nuevo trabajo.
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