No voy a negar que a esta boda la tenía especialmente muchas ganas. Por una parte Davinia me confesó que seguía mi trabajo y tenía muy claro que yo iba a ser su fotógrafo, un gran orgullo. Días antes de la boda, conocí a Kike, ¡un tipo fenomal¡, extrovertido, sincero, sensible y muy divertido. La boda sería en Páramo del Arroyo, un pueblecito cerquita de Burgos, de donde es Kike.
Comenzamos a primera hora de la tarde en casa de los novios. Me encantó la complicidad de Vadinia con su madre y con su abuela. Una vez peinada y maquillada por el equipo Colorstudio nos fuimos a la ceremonia. Grandes momentos a la llegada de la novia, dentro de la Iglesia y luego fuera … se notaba muchas ganas de fiesta y que son muy amigos de sus amigos. El pueblo tenía un ambiente que ni en años se vió (eso nos contanban). No puedo dejar de destacar la charanga en la plaza. Momentos de risas, emociones, abrazos, lágrimas de alegría (también de frio jajaj). Otra cosa que me apasionó de los novios es la cantidad de veces que se “mimaron” y es que jamás se debería olvidar que es “su” gran día y además de ser anfitrión para los invitados está genial se diviertan juntos.
Ya para rematar nos fuimos al Restaurante HQ La Galería, donde un equipo maravilloso veló por una cena perfecta y por un baile muy participativo.https://ift.tt/2kfZwGr
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