"Hola, me llamo B. y me he enganchado a los vídeos cortos de cocina en modo random". Ahora es cuando alguien al que le pase lo mismo puede saludar con un: "Hola B."
Reconozco que ni de casualidad pongo en práctica esas recetas audiovisuales porque bastante tengo con escribir. Pero aunque sea con el rabillo del ojo… miro. Después de una consulta rápida entre amigos foodies, cocinillas y otros fanáticos del buen comer, todos coinciden en lo mismo: si en las redes sociales se cruza por su camino, aunque sea de forma accidental, uno de estos vídeos, paran en seco y se quedan a verlo. Aunque sepan que es inviable sacar adelante esa receta en el tiempo récord que presenta. ¿Por qué nos pasa esto? ¿Es la muerte del libro de cocina tradicional?
Sencillez, simplicidad… ficción
Bien, sabemos que te has quedado como nosotros contemplando este hipersencillo salteado de carne con verduras y salsa pesto. (Que alguien deje de mirar el GIF y siga leyendo, por favor…)
Según esta investigación de Coca-Cola, en torno a las video-recetas de un minuto existe toda una maquinaria "thumbstopper", que se traduciría algo así como "detener nuestra costumbre de deslizar los pulgares frenéticamente en el teléfono, de un contenido a otro". Y solo paramos cuando algo nos llama la atención.
Este maravilloso vídeo de Huella Digital explica en clave cómica cómo se hacen los vídeos estilo "Tasty" de BuzzFeed que nos tienen como yonkis de las recetas cortas que se viralizan.
No consiste en colocar una simple cámara con plano cenital sobre nuestras manos en la mesa, ni siquiera con un par de toques de postproducción. Aunque se evita la logística de multicámara, varios personajes en imagen, cambios de plano y demás, en esos vídeos no se da puntada sin hilo. Incluso la elección de la música, las manos y los colores de los ingredientes están medidos. El equipo de producción de BuzzFeed es capaz de producir, como churros, una media de 14 vídeos a la semana. Ingredientes, manos, timelapse, colorines, música cuqui, viraliza, siguiente receta.
Según Tiffany Lo, encargada de la producción de BuzzFeed Motion Pictures, su éxito "solo" se trata del "atractivo universal de la comida y la cocina".
"Existen muy pocas preguntas clave que nos hacemos todos los días: ‘¿Qué voy a comer hoy?’ es una de ellas. Es algo que todo el mundo tiene que pensar. ¿A quién no le gusta la comida, independientemente de que nos guste o no cocinar? Con el auge de los teléfonos inteligentes, la posibilidad de ver vídeos mientras cocinamos se ha vuelto más accesible. También muestra visualmente cada paso, cómo se supone que debería quedar la consistencia, color o textura para que se parezca. Esto es algo de lo que carecen los libros de cocina", afirma Tiffany Lo.
¿Ha muerto el libro de cocina?
Todo lo anterior es cierto. Pero hay algo de lo que carecen esos vídeos: PRO-FUN-DI-DAD. Aunque veas diez veces el mismo vídeo de un minuto, si no has entendido algún paso, estás perdido. No encontrarás contexto, ni detalle, ni explicación, como aportan los vetustos libros de cocina.
Para Kathleen Purvis, autora del libro Pecans: A Savor the South Cookbook (las "pacanas" son un tipo de nuez americana) y editora gastronómica en The Charlotte Observer todavía no se puede decir que haya muerto la era del papel en la cocina.
"A pesar de las advertencias de que la revolución digital acabaría con los libros de recetas, hoy se publican más libros de cocina que nunca. A diferencia de otros ámbitos en el mundo editorial, la cocina es todavía el ámbito donde el lector busca consejo de autores y cocineros de larga trayectoria y quiere tener un registro físico en sus manos", asegura la escritora.
(Otro día podemos analizar el "boom de los libros de cocina" y si estamos llamando "libro" a cualquier conjunto encuadernado de hojas con fotos maravillosas y recetas de las que ni siquiera son autores quienes las firman. Pero eso es otra historia).
Según Kathleen Purvis, una de las ventajas de la viralización de esas vídeo-recetas cortas es la democratización de la cocina, que de esta forma alcanza a una generación joven, acostumbrada a "instagramear" la cena más que a prepararla. También sirve de defensa de ciertos alimentos saludables frente a la comida basura.
Esto daría para otro debate: ¿realmente son tan sanos los platos que proponen o soy yo la que siempre encuentra las propuestas más jugosas, saladas, azucaradas e hipercalóricas? Tampoco es que importe demasiado: los virales -por suerte- están diseñados para observar, entretenerse y olvidar hasta que veamos la siguiente video-receta. Quien quiera aprender a cocinar durante algo más de un minuto recomendamos que acuda siempre a los libros de cocina.
Imágenes | Tasty on BuzzFeed | Goodful on BuzzFeed | Pexels
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La noticia
Por qué nos hipnotizan los vídeos cortos de cocina y qué hacer para desengancharse de ellos
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Beatriz Portinari
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