Esta sopa fría de remolacha con arenque en salazón es una de esas recetas rápidas y prácticas que tan resultonas son en verano, cuando plantarse delante del fuego o encender el horno suponen un esfuerzo tremendo. Se prepara en un abrir y cerrar de ojos, más aún si encontráis arenque limpio, desespinado y fileteado. En ese caso, es cuestión de coser y cantar.
El colorido de la remolacha hace que este sea un plato muy visual, con una estética llamativa que sorprende a quienes se presenta. Pero eso no es lo más atractivo, es su sabor lo que más sorprende. Si a esto le añadimos que la remolacha tiene unas excelentes propiedades nutricionales, es rica en hierro, previene el cáncer, tiene cualidades rejuvenecedoras y ayuda a evitar la retención de líquidos, entonces no hay excusa para no probar esta sopa fría de remolacha con arenque en salazón.
Ingredientes para 6 personas
- 350 g de remolacha cocida, 150 g de patata, 450 g de caldo de ave, sal, 1 cucharadita de aceite de sésamo, sal, pimienta, 1 arenque en salazón, 4 pepinillos en vinagre, 1/2 cebolleta, 60 g de nata agria y 6 alcaparrones.
Cómo hacer sopa fría de remolacha con arenque en salazón
Hervimos la patata en abundante agua con sal. Cuando esté tierna, la retiramos del agua, la escurrimos y la dejamos enfriar. Una vez fría, la pelamos y la introducimos en el vaso de la batidora junto con la remolacha cocida, el caldo de ave y una cucharadita de aceite de sésamo. Salpimentamos al gusto y trituramos hasta obtener una crema homogénea y sin grumos.
Escurrimos los pepinillos y los picamos finamente, en brunoise. Pelamos una cebolleta, la cortamos en cuartos y picamos uno de ellos también en brunoise (el resto lo guardamos para otra elaboración). Reservamos los pepinillos junto con la cebolleta.
Limpiamos el arenque y, para ello, comenzamos retirando la cabeza. A continuación, cortamos a lo largo por el lado inferior y evisceramos. Para finalizar, separamos los lomos de la espina central, retiramos las espinas que hayan podido quedar en ellos así como la piel. Cortamos los lomos en tiras y, después en dados. Reservamos.
Servimos la sopa fría de remolacha en seis platos hondos. Sobre ella, esparcimos la cebolleta y el pepinillo en brunoise. Hacemos una quenelle con la nata agria, con ayuda de dos cucharillas pequeñas, y la colocamos en el centro. Esparcimos dados de arenque sobre la sopa y, por último, decoramos con un alcaparrón.
Tiempo de elaboración I 30 minutos
Dificultad I Fácil
Degustación
Esta sopa fría de remolacha con arenque en salazón al estilo escandinavo es perfecta como entrante de un menú completo. Si aumentamos la cantidad de arenque ahumado, podemos servirla también como plato único a la hora de la cena. Es una sopa muy suave en boca y con un toque a sésamo muy, pero que muy, especial. No prescindáis del aceite de sésamo, pues es lo que marca la diferencia.
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