La guía definitiva de los productos de verano. Recomendaciones y muchas recetas en las que usarlos

El fenómeno de la globalización nos ha traído muchas ventajas. Entre ellas, poder conseguir casi cualquier fruta o verdura en casi cualquier temporada. Sin embargo, esto no significa que todo el año sea la mejor época para consumirlos. Las frutas y verduras que llegan a nosotros fuera de temporada han viajado muchos kilómetros y fueron recogidas cuando aún no estaban maduras, para evitar que se echaran a perder. Esto significa que ni su sabor ni su textura son las óptimas.

Por todo ello, siempre recomendamos comprar y consumir frutas y verduras cuando están en temporada. Esto nos beneficia en todos los aspectos, el económico, el de salud y, por encima de todo, el de su sabor y textura. En temporada, las frutas y verduras se disfrutan mucho más. Y, si hablamos de los productos de verano, mucho más ya que, en mi opinión, es la temporada que más variedad y mayor sabor nos ofrece en cuanto a frutas y verduras.

A la hora de la compra, resulta de gran ayuda saber qué frutas y verduras están de temporada en los meses de junio, julio y agosto. Por ello, hemos realizado una guía definitiva de los productos de verano, para que no os perdáis ninguno de los sabrosos productos que esta estación del año nos ofrece.

Productos de verano. Verduras

El verano es la mejor época para comprar, consumir y disfrutar, en todo su esplendor, del calabacín, la calabaza, la cebolla, la judía verde, el nabo, el pepino, el pimiento, el rábano, la remolacha, el tomate y la zanahoria.

Productos de verano. Frutas

A las verduras de verano, se suman frutas como el aguacate, el albaricoque, la breva, la cereza, la ciruela, la frambuesa, el higo, el mango, el melocotón, el melón, la nectarina, la paraguaya y la sandía.

Recomendaciones de uso de los productos de verano

Como podéis ver, los productos de verano son muchos y muy variados, lo que supone un gozo para todos los sentidos. La frutas y verduras que nos encontramos en el mercado en los meses de junio, julio y agosto son increíbles. Porque son muchas y porque son, en mi opinión, las más ricas de todo el año. Es por ello que, en verano, apetece comer frutas y verduras a todas horas.

Melocotón, sandía, tomate, etc. Muchas de ellas se disfrutan mucho tal cual. Sin parafernalias. Lavadas y a bocados. Pero también merece la pena utilizarlas como ingredientes de nuestros desayunos, comidas, meriendas o cenas. Integrarlas en elaboraciones como sopas frías, bizcochos, ensaladas y demás enriquece nuestros menús, sin duda.

A lo largo de los últimos años, el equipo de Directo al Paladar ha publicado numerosas recetas con productos de verano que os pueden venir muy bien en estos meses. De entre todas estas, hemos recopilado nuestras recetas favoritas, dulces y saladas, y elaborado esta guía definitiva de los productos de verano. Vamos con ella.

Recetas con verduras de verano

Saladas

• Carpaccio de calabacín con naranja
• Ensalada de calabaza asada y rúcula con aliño balsámico
• Tarta fácil de calabacín, beicon y cebolla
• Lasaña de mozzarella y judías verdes gratinada
• Crema de nabos y puerro
• Taboulé de pepino y aguacate
• Salteado de berenjena y pimiento con salsa de yogur
• Ensalada de lechuga iceberg con rábanos y queso feta
• Mousse de tomate y albahaca
• Crema fría de zanahoria

Dulces

• Bizcocho de calabacín, naranja y queso crema
• Brownie de remolacha
• Bizcochitos de remolacha
• Carrot cake
• Pastel de zanahoria sin gluten

Recetas con frutas de verano

Saladas

• Vasitos de aguacate, mango y queso con langostinos en formato triffle
• Solomillo de cerdo con salsa de cerezas
• Pollo estilo marroquí con salsa de ciruelas claudias
• Ensalada de higos, queso de cabra y nueces con vinagreta de melaza
• Gazpacho de melocotón
• Makis de melón con jamón

Dulces

• Flaugnarde de peras de San Juan y albaricoques
• Tarta de brevas y almendras
• Tiramisú de chocolate y frambuesas
• Bizcocho de nectarinas y arándanos
• Bavarois helada de sandía

Esperamos que nuestra guía definitiva de productos de verano sea de utilidad para todos vosotros y que en ella encontréis las referencias necesarias para sacar el mayor partido a esas frutas y verduras que, en estos meses, nos van a acompañar en los mercados. ¡A disfrutarlas!

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Lomo a la sal en microondas con salsa de naranja. Receta

La tónica de mis elaboraciones en cocina de los últimos meses es la de las recetas fáciles y resultonas, como este lomo a la sal en microondas con salsa de naranja. La falta de tiempo que me acompaña desde hace tiempo me obliga a buscar soluciones caseras y sanas. Podría tirar de congelados, comidas a domicilio y recursos similares, pero me niego en rotundo.

Como estoy segura que no soy la única que piensa así y me encanta compartir los trucos y recetas que funcionan en mi ajetreada vida, os cuento cómo podéis quedar como reyes o reinas en cuestión de 40 minutos y sin despeinaros apenas. Esta receta de lomo a la sal en microondas con salsa de naranja es la respuesta. Bien merece un lugar en nuestro repertorio culinario. ¿Os animáis?

Ingredientes para 4 personas

• Para el lomo: 600 g de lomo de cerdo, pimienta negra molida, 1 kg de sal gorda especial para hornear y 1 rama de romero.

• Para la salsa de naranja: 2 cucharadas de aceite de oliva suave, 100 g de cebolla, 50 ml de vino blanco seco, 1 cucharada de maicena, 2 cucharadas de mermelada de naranja amarga, 200 ml de caldo de carne y 1 cucharadita de extracto de buey (Marmite o Bovril).

Cómo hacer lomo a la sal en microondas con salsa de naranja

Comenzamos lavando bien la rama de romero, secándola y separando las hojas del tallo. Este último, lo desechamos y picamos las hojas finamente. Las mezclamos con la sal gorda. Cubrimos una fuente con dos láminas de papel film transparente, cruzándolas de izquierda a derecha y de arriba a abajo. Colocamos un cuarto de la sal gorda en el centro de la fuente y lo extendemos bien. Sobre ella, colocamos el lomo, que habremos espolvoreado con pimienta negra molida previamente.

Cubrimos con el resto de la sal gorda y repartimos por los laterales hasta cubir bien la pieza. No debe quedar nada de carne sin cubrir o se nos quemará en el proceso de horneado. Envolvemos con el papel film transparente, del que nos ayudamos para repartir bien la sal sobre la carne. Retiramos la pieza de carne de la fuente y envolvemos en más papel film transparente, dándole varias vueltas para que quede una cubierta gruesa que no se rompa con el horneado.

Introducimos la pieza de carne en el horno microondas y lo programamos, a 700w, 20 minutos. Finalizado este tiempo, dejamos reposar la pieza de lomo durante 10 minutos antes de manipularla. Entonces retiramos el papel film transparente y limpiamos el lomo de sal. Para no ensuciar en exceso, podemos meterla en una bolsa de plástico y realizar este proceso dentro de ella. Cortamos el lomo el finas lonchas y lo servimos acompañado de la salsa de naranja.

Mientras el lomo está en el microondas, preparamos la salsa de naranja. Pelamos y cortamos la cebolla en brunoise. Calentamos el aceite en un cacito y pochamos la cebolla, a fuego suave, durante 10 minutos aproximadamente. Agregamos el vino blanco y lo dejamos reducir hasta que el alcohol se evapore.

A continuación, agregamos la mermelada de naranja amarga y removemos para mezclar bien. Añadimos la maicena y removemos nuevamente. La mezcla se volverá espesa y se separará de las paredes del cacito, pero no pasa nada. Removemos durante un par de minutos para que la maicena se tueste.

Incorporamos el caldo de carne, removemos y dejamos cocer a fuego suave durante 10 minutos. Trituramos la salsa con una batidora eléctrica, la pasamos por un colador, o un chino fino, y la devolvemos al cacito para darle un último hervor. Añadimos el extracto de buey, para potenciar el sabor y el color de nuestra salsa. Probamos y ajustamos el punto de sal, si fuera necesario. Desespumamos, para retirar las impurezas que pudiera tener la salsa, y lista para servir.

Tiempo de elaboración I 40 minutos
Dificultad I Fácil

Degustación

Este lomo a la sal en microondas combina a las mil maravillas con guarniciones como el puré de patatas o el arroz, porque se mezclan con la salsa de naranja tan rica y le aportan mucho juego. Pero si queremos aligerarlo y consumirlo en frío, cosa que se agradece estos días de calor, entonces nada mejor que una generosa ensalada de hojas verdes.

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¿Por qué hay comidas que nos dan asco?

Nos encanta cocinar y nos encanta comer, pero sin embargo, no nos gustan todos los alimentos por igual. Incluso desde pequeños, ya hay algunos alimentos que rechazamos y otros que nos atraen más. Por ese motivo queremos saber: ¿por qué hay comidas que nos dan asco?

Hay alimentos que rechazamos por su sabor, otros por su textura y otros quizás por razones indeterminadas o que nosotros mismos no sabríamos explicar. En general el rechazo a un alimento está asociado más a cuestiones y mecanismos mentales que gustativos, y por alguna razón, nos desagradan, nos dan asco o incluso nos producen ganas de vomitar.

¿Qué factores producen el rechazo de un alimento?

Existen muchísimos factores que pueden desencadenar el rechazo a un determinado producto. Todos ellos nos llegan al cerebro a través de los sentidos por lo que influye tanto el color y aspecto del alimento que nos llega por la vista; su textura que nos llega por el tacto en la boca; su olor y aromas que nos llegan a través del olfato y también por supuesto su sabor que detectaremos a través del sentido del gusto.

También intervienen otros factores relacionados con la memoria, con una sensación que nos produce la ingesta de algún alimento, que nos hace revivir otro momento donde dicho ingrediente nos resultó desagradable, de forma que vuelven a desencadenar el rechazo.

Es importante considerar el tema de la educación y la costumbre, los factores culturales. Quienes se han criado en el campo y han convivido con el ganado están acostumbrados a sus olores y sabores desde pequeños y su paladar se ha ido educando a comer dichos alimentos.

De la misma forma, quienes viven en zonas pesqueras suelen haberse acostumbrado a comer pescado desde bien pequeños, por lo que en general no rechazarán el pescado como otros niños que no tienen costumbre de tomarlo tan a menudo.

Por tanto, también los factores de educación, ambiente familiar y la costumbre o tradición hacen que determinados alimentos nos resulten familiares y nos atraigan, mientras que otros que no conocemos o no tenemos tradición o costumbre de comer nos puedan parecer desagradables.

Finalmente, también pueden existir factores de tipo genético que nos hacen propensos a disfrutar o rechazar algunos alimentos. Como ejemplo el jengibre encurtido de la cocina japonesa o el cilantro fresco de la cocina portuguesa, sudamericana o asiática que para muchas personas son deliciosos y para otras personas son algo que perciben como si fuera jabón o colonia, resultándoles desagradable.

Como todo factor genético, hay un gran componente hereditario por lo que si las madres comen de todo, es fácil que los niños sean buenos comedores ya que desde que se estaban formando ya se acostumbraban -a través de la madre- a comer todo tipo de alimentos. Si además desde el nacimiento ven comer determinados productos con naturalidad, también tendrán gusto y curiosidad por probarlos, y no rechazarán alimentos ni les desencadenarán el asco.

¿Por qué hay comidas que nos dan asco y qué hacer en ese caso?

En general el asco es un mecanismo de defensa. Si comemos algo que está en mal estado, nuestro cuerpo intenta expulsarlo antes de que nos envenene o nos haga daño y por eso es normal que se produzcan arcadas, para intentar desalojar el alimento en mal estado de nuestro interior.

La memoria, como decíamos antes es muy importante ya que si un alimento nos sentó mal en su día o nos "empachamos" al comerlo en exceso, es posible que hayan creado un recuerdo negativo que se asocia a ese alimento y ahora, incluso solo con nombrarlo, nos haga sentir de nuevo las náuseas.

Lo primero, en caso de que el alimento esté en buen estado, esté bien elaborado y le gusta a todo el mundo menos a alguien a quien le provoca asco, es tranquilizarse. No hay que agobiar ni presionar a nadie para que se acostumbre a un sabor o para que lo coma venciendo las arcadas o tapándose la nariz.

Lo mejor es probar a integrar ese ingrediente en platos en los que hay otros ingredientes que sí le gustan. Por ejemplo, mi hijo comenzó a comer más verduras gracias a los salteados, los woks y los platos de pasta en los que integraba la verdura muy picada y le encantó en muy poco tiempo.

También hay que hablar y razonar las cosas. Si por poner un ejemplo, no te gustan los platos de casquería, puede ser por razones concretas relativas a su aspecto, olor, textura o sabor. Pero también pueden ser rechazos sin motivo, sin siquiera haberlo probado.

En esos casos, puede vencerse el rechazo si uno quiere, si se anima a probar con mente positiva y sin prisas. A mí mismo me pasó con los callos, que de niño no podía ni ver y ahora me encantan. Fue un proceso que comenzó con trocitos de pan untado en la salsa, alguna tajadita de chorizo o jamón y poco a poco, probar las piezas de morro, pata, tripa, etc, hasta disfrutarlo.

Es importante recordar que, para no producir carencias de tipo alimentario, si hay un tipo o grupo de alimentos importante en el plano nutricional que no podemos tomar porque lo rechazamos o nos produce asco, lo que debemos hacer es sustituirlo por un alimento similar o equivalente.

Finalmente, recordar que el médico es el único especialista

No debemos terminar esta reflexión sin recordar que muchos de los rechazos a los alimentos pueden tener causas médicas. Hace años, los celíacos o personas con intolerancia al gluten y de modo similar las personas que padecen intolerancia a la lactosa, cuando no sabían que tenían esta enfermedad, notaban los síntomas de gases, vómitos y otras malas sensaciones físicas, sin saber que todo ello podía deberse a esas intolerancias.

Si te sientes mal al tomar determinados alimentos, no debes forzar a tu cuerpo a admitirlos, hasta saber primero si tienes algún problema de los reseñados u otro tipo de problemas del aparato digestivo que podrían desencadenar tu malestar. Si descartas ese tipo de causas y descubres que no hay razones médicas para sentir asco por determinados alimentos, ya será cuestión de ir probando, ir educando el paladar y el cerebro para eliminar rechazos no justificados.

Con todo esto, una vez que hemos analizado ¿por qué hay comidas que nos dan asco?, si alguien rechaza un alimento y queremos conseguir que le guste el mejor consejo es conseguirlo con paciencia y respeto sin forzar, ni chantajear, sin presionar a comerlo ni obligar de ninguna manera, porque además no son sistemas efectivos.

Imagen | Seattle Archives
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Receta de croquetas de carne picada

Ya sabéis que me encantan las croquetas y creo que hay pocos sabores que en mi opinión no encajen en esta estupenda receta de aperitivo. Hoy hemos preparado unas estupendas croquetas de carne picada, que hice aprovechando que me había sobrado un poco de carne de ternera cuando hice el pastel de carne y puré de patata, y no quería dejar que se estropease.

Con solamente 150 g de carne, un poco de salsa de un asado y unos toques de pimienta, preparamos esta receta de croquetas ideal para el apertivo del fin de semana. Su sabor intenso y su exterior crujiente, han sido todo un éxito.

Ingredientes para 4 personas

• 150 g de carne picada de ternera, 30 g de mantequilla y 50 g de harina, 1/2 litro de leche, sal, pimienta, jugo de carne, aceite de oliva, huevos, pan rallado

Cómo hacer croquetas de carne picada

Comenzamos friendo ligeramente la carne, utilizando dos cucharadas de aceite de oliva. Una vez la carne ha cambiado de color, salpimentamos y añadimos la mantequilla y la harina. Removemos de forma que los trocitos de carne picada absorban la harina y se forme una especie de masa.

Seguimos trabajándo la masa durante un par de minutos para que la harina no esté cruda y añadimos un chorrito de leche. La técnica para que las croquetas no tengan ningún grumo es sencilla: Vamos añadiendo la leche muy despacio, dejando que sea la masa la que la vaya absorbiendo, en lugar de añadirla de golpe y tener que desleír la masa en la leche.

Cuando tenemos la bechamel hecha, tras unos 20 minutos, añadimos el jugo de carne y probamos para rectificar si fuera necesario añadiendo un poco más de sal. Una vez lista la masa, la enfriamos en una fuente, y al día siguiente formamos las croquetas y las freímos en aceite de oliva muy caliente.

Tiempo de elaboración | 60 minutos más el reposo
Dificultad | Fácil

Degustación

La receta de croquetas de carne picada es una estupenda variación a las tradicionales croquetas de jamón o de pollo, que tiene un sabor intenso y que son excelentes tanto para la cena como para la hora del aperitivo.

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